Los vendedores prefieren que los consumidores eviten los robos de electrodomésticos

Adictos mendigan alimentos para canjear por pasta base

Hoy la cosa es distinta. Los allanamientos siguen realizándose en cualquier punto de Montevideo pero los objetos que se encuentran en los domicilios de los distribuidores de pasta base han cambiado mucho.

Atrás quedaron los caros electrodomésticos, producto de algún robo ­muchas veces a sus propias familias­ dejando paso a los comestibles.

Los adictos a la droga, recorren las calles de la ciudad pidiendo dinero. En caso de que las personas no atinen a entregarles alguna monedita, los jóvenes aducen que es para comprar comida, pidiendo por favor que le compren un paquete de hamburguesa, un litro de leche o medio kilo de fideos o arroz. Las personas, todavía desconfiadas, le piden al joven que los acompañe a la almacén que ellos le compran el comestible pensando: «Comprando el comestible, seguro que no utiliza la plata para drogas». Lamentablemente, en muchos casos se equivocan. Los vendedores de pasta base empezaron a aceptar alimentos a cambio de la droga.

Cuando los policías ingresan al domicilio de un vendedor de pasta base, encuentran la heladera repleta de alimentos y las despensas que desbordan alimentos no perecederos.

El «canje» entre adictos y traficantes comenzó a funcionar luego de que la Policía le pusiera un cerco a los rapiñeros que antes asaltaban almacenes o comercios con el fin de hacerse de objetos de valor que luego cambiaban en el centro de distribución de su barrio.

Como ahora es «más difícil» robar, los jóvenes prefieren deambular por las calles pidiendo alimentos, más allá que sólo en contadas ocasiones vayan a parar a su estómago. «Comida, muchas monedas y varios billetes. Eso es lo más común dentro de la vivienda de un vendedor de drogas. No hacen tanto dinero como antes, pero seguro que hambre no pasan», comentó a LA REPUBLICA un oficial de Jefatura.

Esta nueva modalidad, evita el robo pero no detiene el tráfico de estupefacientes.

El pasar de los años, las cambiantes costumbres y las nuevas operativas implantadas por la Jefatura de Policía de Montevideo llevaron a que la comercialización de drogas mutara, convirtiendo las viejas «bocas» repletas de electrodomésticos en nuevos centros de distribución que desde adentro, se asemejan más a un almacén que a una «boca» de venta de drogas. *

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